“Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.”
Merindilogun Tonti Osá 16-9
El amor ciego se pierde cuando se abren los ojos.
Cuando el sabio pierde su sabiduría, es un pobre hombre.
Tigre que come hueso, satisfacción para su garganta. A un gustazo un trancazo.
Órúnmilà fue a una tierra con el objeto de salvarse de una guerra que le venía. Mandó hacer ebo a toda la familia y que cada uno de los miembros lo hiciera con un ñame, un machete y un peso y medio. Pero el jefe de la casa dijo que Órúnmilà había pedido eso porque
Òshun vivía con Ogún y se enfermé del estómago, ella fue a consultarse con Orúnmilà y éste le ordenó un Ebo con cuatro trampas, ekó, eja, epó y àkúko, que después del Ebo pusiera las trampas en los rincones de la casa. Ogún tenía un hijo que era el Maja y éste sin ser visto salía a comer millo y cuando reg
Iroso Tonti Odí 4-7
Había un hombre que estaba muy mal y fue a casa de Orúnmilà para registrarse, saliéndole el signo de ogbe she, Orúnmilà le dijo que él estaba muy mal, que tenla que hacer Rogación si quería estar bien, porque su suerte estaba en las manos de una mujer. Que llevara el Ebo a un castillo. El hombre hizo el Ebo y salió a ponerlo en el lugar indicado, llegando hasta donde había un castillo que lo habitaba un señor muy rico, el cual tenta una hija encerrada y sólo permita ver hacia afuera por una reja que tenla el castillo. El hombre al verla la saludó, puso el Ebo al pie del castillo marchándose. A lo
Guerra de familia, no adelanta pero sí destruye.
Merindilogun Tonti Iroso 16-4
Lo que se hace dormido no tiene excusa.
Obatalá viendo que en aquel territorio no había quién pudiera gobernar decidió mandar a buscar a Obara, por eso dio la orden de que trajeran a Obara vivo o muerto. Los que salieron en su busca ignoraban los motivos que tenía Obatalá para ordenar su búsqueda y pensaron que era para ajusticiarlo, cada cual se formaba su propia opinión, uno decía si l0 encuentro, lo llevo de todas maneras, otro decía si no quiere ir, lo mato. Así iban caminando y buscando a Obara con verdaderas ansias de encontrarlo, porque además ellos eran enemigos de Obara. Ya cansados de la jornada y con deseos de retroceder, se pararon. Estando allí notaron un olor riquísimo que venía de lejos como si fuera de carne de puerco asado, se decidieron a localizar el lugar de donde venía ese olor tan agradable, porque ellos tenían hambre, porque hacía varios días que no comían. Al fin unos y otros se fueron orientando hasta que dieron con el lugar. ¿Quién era la persona que estaba allí? Era Obara, que freía la carne de puerco. Ellos se quedaron sorprendidos y en vez de detener a Obara y hacerle lo que pensaban hacerle, entonces hicieron todo lo contrario, lo abrazaron con emoción y le dijeron: nosotros que no te veíamos desde hace mucho tiempo. Obara les dijo: Ustedes desde luego estarán muy cansados, pero sí quieren comer. Ellos le dijeron bueno Obara, Obatalá quiere verte y tú debes de ir con noso
Había una época que Obatalá vivía rodeado de enemigos y muy temeroso no sabía cómo librarse de ellos. Entonces Elégbà se ofreció a salvarlo y al efecto comunicó a todo el mundo que cerraran las puertas a las doce del día porque iba a pasar una cosa muy mala, que nadie estuviera en la calle y que echaran en las puert
Ofún Tonti Ogundá 10-3
(M)Eyilá Tonti Merinlá 12-14